Vueno mis hestimados lectores, hustedes saven lo progrecivos que somos con la Cata en nuestro ogar. Cienpre émos criado a la Josefita (que hes la ija de la Cata i que lló adoro como ci fuera mi propia ija) cin ningun prejuisio. Lo húnico que nos da miedo a beses es que ce nos aga catolica. Pero aun ci eso susediera la bamos a querer i a darle nuestro amor (i a apollarla ci deside un cazamiento catolico).
I llá que ce anda avlando de muchos matrimonios, como el de los gueis, i ai muchos catolicos i ebanjelistas que ce oponen, lló quiero conpartir con hustedes este tecsto que anda sirculando por los meils i que me parese maraviyoso. Ce titula "Matrimonio entre católicos" i ci por bentura su autor lee estas palavras que resiva mi agradesimiento por tan iluminados concectos.
(Adbertensia: hesta nota ba aconpaniada con imájenes que podrían ofender la cencivilidad del púvlico comun i corriente).
MATRIMONIO ENTRE CATÓLICOS
Me parece una injusticia y un error tratar de impedírselo. El catolicismo no es una enfermedad. Los católicos, pese a que a muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran, por ejemplo, informáticos u homosexuales.
Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de carácter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo, pueden parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos. Pero esto, además de ser más una imagen mediática que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio.
Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de carácter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo, pueden parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos. Pero esto, además de ser más una imagen mediática que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio.
Algunos podrían argumentar que un matrimonio entre católicos no es un matrimonio real, porque para ellos es un ritual y un precepto religioso ante su dios, en lugar de una unión entre dos personas. También, dado que los hijos fuera del matrimonio están gravemente condenados por la iglesia, algunos podrían considerar que permitir que los católicos se casen incrementará el número de matrimonios por "el qué dirán" o por la simple búsqueda de sexo (prohibido por su religión fuera del matrimonio), incrementando con ello la violencia en el hogar y las familias desestructuradas. Pero hay que recordar que esto no es algo que ocurra sólo en las familias católicas y que, dado que no podemos meternos en la cabeza de los demás, no debemos juzgar sus motivaciones.
Por otro lado, el decir que eso no es matrimonio y que debería ser llamado de otra forma, no es más que una forma un tanto ruin de desviar el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso: Aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio, y una familia es una familia.
Y con esta alusión a la familia paso a otro tema candente del que mi opinión, espero, no resulte demasiado radical: También estoy a favor de permitir que los católicos adopten hijos.
Algunos se escandalizarán ante una afirmación de este tipo. Es probable que alguno responda con exclamaciones del tipo de: "¿Católicos adoptando hijos? ¡Esos niños podrían hacerse católicos!".
Veo ese tipo de críticas y respondo: Si bien es cierto que los hijos de católicos tienen mucha mayor probabilidad de convertirse a su vez en católicos (al contrario que, por ejemplo, ocurre en la informática o la homosexualidad), ya he argumentado antes que los católicos son personas como los demás.
Pese a las opiniones de algunos y a los indicios, no hay pruebas evidentes de que unos padres católicos estén peor preparados para educar a un hijo, ni de que el ambiente religiosamente sesgado de un hogar católico sea una influencia negativa para el niño. Además, los tribunales de adopción juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su labor determinar la idoneidad de los padres.
Pese a las opiniones de algunos y a los indicios, no hay pruebas evidentes de que unos padres católicos estén peor preparados para educar a un hijo, ni de que el ambiente religiosamente sesgado de un hogar católico sea una influencia negativa para el niño. Además, los tribunales de adopción juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su labor determinar la idoneidad de los padres.
En definitiva, y pese a las opiniones de algunos sectores, creo que debería permitírseles también a los católicos tanto el matrimonio como la adopción.
Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales.
3 comentarios:
es verdad orasio. Yo tambien fui catolica pero despues pude dejarlo y me enderece.
Pero a pesar de que son catolicos muchos se enamoran de en serio, y cogen como conejos fuera del matrimonio, asi que despues de todo los catolicos son normales, es solo una especie de defensa, como el disfraz de batman.
las personas son personas y uno no tiene la culpa de ser bautizado.
vueno querida nilda, no hera para yebar las cozas a ese ecstremo, ci algunas beses asta me é encariñiado con alguna chica católica. Este tecsto funsiona terjiberzando los papeles, es como para rronper el molde i pensar las cosas de otro modo, nada mas. no pretendi cer cientifico ni profundo al ponerlo en el vlog, apenas ci quice aser una umorada.
la abraso amiga estimadicima de la vlogosfera. cepa que ci no fuera por sus palavras de consuelo ceguiria hechandome la culpa.
Ja, está bueno, lo había escuchado en la radio.
Coincido con orasio, es ponerse en la otra vereda, no se trata de religión.
Al final, catolicos, judios, ateos, etc, los gusanos que nos morfen debajo de la tierra no hacen distingos.
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